domingo, 8 de marzo de 2009

Aguas villacrespenses

Le pido prestado el adjetivo "villacrespense" a Marechal, que anduvo y que hizo pasar a los personajes de Adán Buenosayres por estas esquinas, para mostrarles que la imaginación febril del autor de Muñecas 970 no es un río que desborda y se vuelca sobre la novela inundándola con su fantasía, sino apenas el reflejo borroso de una realidad que ningún intendente o jefe de desgobierno puede contener. ¿Y para qué?



"En perspectiva, más allá de la línea de balcones, se veía la avenida ancha y desierta sumergida en el agua, algunos techos de autos flotantes y la pata de garza de los semáforos con su luz amarilla intermitente."

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